Dissolutio: acción y efecto de disolver.
El laboratorio transdisciplinar de Pilar Soberón se encuentra en estado de ebullición. La fuerte empatía con la naturaleza, el instinto salvaje y la re-conexión con el paraíso perdido de Mircea Eliade afloran en todo el proyecto de DISSOLUTIO, desarrollado desde el magnetismo de la percepción y el descubrimiento. Lo topográfico, la exploración de los límites expositivos y los del propio cuerpo son algunos de los ámbitos por los que discurre este vitalista proyecto en mutación, que evoluciona desde sus orígenes con Disseminations y Micro-Worlds.
Las diversas instalaciones de semillas, fotografías, esculturas, vídeos y aromas forman parte del magma en movimiento que impregna el espacio expositivo, activando la química-poética entre el espectador y la obra, suscitando nuevas formas de comunicación.
Así, lo experimental y lo inexorablemente participativo conforman el secadero de semillas de Phylocccocus instalación.
Sin duda, la sustancia líquida presente en diversos estados en todo el espacio sensorial, se mezcla íntimamente con la sustancia nocturna en Derramarse, disolverse, morir, la cual nos interroga sobre la vida en Laboratorio Vegetus, ó nos propone un diapausa en Cryoprserved Forms, manifestando la química cósmica de la fluidez, transportándonos hacia la disolución.
Como afirma Stephen Hawking “vivimos en la era del descubrimiento de las leyes fundamentales de la naturaleza” y ahí reside la esencia de la investigación artística de Pilar Soberón, entendiendo la observación del mundo como un proceso artístico, como un instrumento de conocimiento y liberación ligado al arte y en definitiva, a la vida.
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