El primer tercio del siglo veinte fue una época de grandes cambios en las artes plásticas, y también fue una época crucial en ámbito del cartelismo. Tanto artistas de las Bellas Artes como arquitectos fueron creadores de carteles en esta época, también podemos observar se repiten artistas en ambas exposiciones.
En la cartelistica de los años 1900-1936, la temática que predomina es la cultural: fiestas y festivales, competiciones deportivas, turismo, congresos, teatro… El siglo XX comienza para esta ocasión en 1906, con “Fiestas Euskaras (…)” en San Sebastián. Al igual que los carteles taurinos de la época, sigue un modelo que en clave realista-modernista-naturalista imprimían las pocas empresas españolas de artes gráficas capaces de elaborar litografías de gran tamaño, y de ofrecer variantes a una cada vez mayor demanda.
Pero para que el cartelismo alcanzara en los años 20 y 30 el esplendor y la abundancia que nos enorgullecen en El País Vasco, fue necesaria la concurrencia de tres factores. Se produce primero en toda Europa una por así decir democratización, una expansión del cartel, que ya no se reserva a grandes eventos, pues reducido su tamaño a una medida standard que no excede el metro, se hace mucho más asequible.
El segundo requisito es la implantación industrial, la instalación de empresas de calidad que cuentan con buenos dibujantes, copistas, especialistas en aerógrafo, rotulistas, y sobre todo con excelentes técnicos impresores que continúan trabajando con piedras litográficas.
He dejado para el final el tercer factor, no porque sea el último sino porque merece un lugar preferente por tratarse de los creadores. Al mencionado auge industrial y elevado nivel técnico, corresponde una generación de cartelistas y dibujantes, y de artistas y arquitectos que ocasionalmente diseñan carteles, que bien merece la calificación de espléndida.
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