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4   CATALÀ-ROCA. Obras maestras

 

Del 14 de febrero al 1 de junio de 2014 


Comisaria: Chema Conesa



 

 

 

   

La obra de Francesc Català-Roca (Valls, 1922-Barcelona, 1998), constituye la piedra angular de la fotografía documental en España. Nadie como él supo intuir primero y construir después un discurso pleno de autenticidad, fe y consciencia en el lenguaje de las imágenes destinadas a reconocer y reconocernos. El reportaje fotográfico logró con su trabajo una sintaxis nueva, una estructura firme y decidida, alejada sin titubeos de cualquier tentativa experimental y de cualquier ambición artística. El fotógrafo ― en el credo de Català―, actuaba como un sustractor de imágenes de la realidad cotidiana. Su misión era rescatar, inmovilizar instantes que la misma fotografía convertirá en relevantes. Sin intervenir. Sin añadir más construcción que la elección del instante y la óptica.


Català dictó con ello su más duradero legado fotográfico. Desde  la sobriedad de quien se sabe mero espectador de una realidad intocable, aplicó su particular cirugía óptica para convertir en trascendental lo cotidiano y transformar así, sus fotografías en iconos de la memoria. Supo construir de forma intuitiva su propio discurso plástico entroncado en la tendencia realista, la fotografía directa, la observación y disección del entorno, con las reglas geométricas que impone el visor de la cámara.
Su intuición le adelantó a los postulados teóricos de Cartier Bressón, a quien conocería después y al que precedió en sus conceptos sobre la construcción del instante decisivo que supone el disparo de la cámara y que en adelante constituirán el adn del reportaje fotográfico mundial. Lo relevante está en la mirada del fotógrafo, en la factura de Català, en hacer sencillo y directo el impulso de fotografiar; en restar en vez de sumar, en mirar de frente, en encuadrar desde la cintura, en disparar desde el corazón, en estar dotado de curiosidad y empatía por todo lo humano.


Las imágenes de este tozudo y entregado fotógrafo dignificaron todo lo que tocaron. No hay atisbo de condescendencia ni juicio cuando dirige su mirada a la gente humilde del campo o la ciudad. Sabe respetar la distancia exacta para narrar desde la posición de testigo, como fotógrafo ausente,  y acierta en la síntesis de convertir en fotografía un hecho banal.


Su incansable dedicación a la tarea de describir este país a lo largo de tres décadas, nos ha dejado un legado de más de 200.000 negativos impecables, ya que en su esmero por desechar lo superfluo, destruyó todo disparo imperfecto.


 Sus imágenes pueblan totalmente nuestra memoria como iconos de un tiempo pasado. Al contemplarlas, nuestros propios recuerdos reviven con extrema nitidez. Es la imbatible esencia de la fotografía documental. La excelencia de reunir verdad y belleza en dos dimensiones. El legado de Francesc Català-Roca.


Chema Conesa
Comisario de la exposición

 

 

 

 

 

 
 

 

Chema Conesa. Comisario de la exposición